
La medicina del medievo europeo, recibió sus principales impulsos del arte terapéutico de Grecia y Roma. Pertenecía a el por ejemplo, la práctica de flebotomías, (sangría artificial) de la que tanto se abuso hasta hace no mucho, como panacea de todos los padecimientos, al igual de la uroscopia que constituía el método de diagnóstico más socorrido. Esta última era cómoda, no era necesaria la presencia del médico junto al enfermo, bastaba que un allegado del paciente acudiera con una muestra de orina, un simple vistazo del médico permitía determinar la localización del mal.
La sangría artificial fue recomendad ya por el famoso médico griego Hipócrates nacido 460 años a. C. como un remedio salvador para eliminar del cuerpo los malos humores.
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