viernes, 18 de octubre de 2013

EL PERRO Y SU ANCESTRO EL LOBO


Desde pequeños revelan los perros un interés excepcional en todo lo relacionado con orina y excrementos.
Quien tenga un perro y lo saque a pasear tiene que hacerse a la costumbre de tener que esperar una y otra vez debido a que su consentido tiene que oliscar indefectiblemente el trasero de otro perro, una marca de orina o un montón de heces.

La extraña curiosidad del perro joven se relaciona con la conducta de los perros machos adultos; levanta la pata en cada árbol y en cada esquina.

Es una herencia de sus antepasados.

Los lobos hacen siempre "sus cosas" en determinados puntos algo destacados. Mediante estás marcas olfateables, cualquier manada de lobos delimita su propio coto de caza frente a las manadas rivales. Y viceversa, cualquier lobo puede informarse a su vez, si se halla en su propio territorio o en uno ajeno.

Las marcas olfativas le dicen también si hace poco estuvieron allí otros lobos y la cuantía de la manada.

Los lobos nuevamente igual que los perros, procuran también cubrir con la propia orina o heces las huellas olfatorias de lobos extraños.



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